tag:blogger.com,1999:blog-44356255486739058712024-03-13T15:05:53.305-07:00CANCIONES DESDE PALACIOMúsica y literaturaRubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.comBlogger16125tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-8418435267334650852011-12-15T11:30:00.000-08:002011-12-18T14:01:49.998-08:00EXTINTOR DE INFIERNOS<div style="text-align: justify;">
Érase una vez un escritor a medias que se dedicaba a tiempo parcial a esbozar ciertas letras mal hilvanadas en un blog en internet. <i>Canciones desde palacio</i>, se llamaba su morada virtual. </div>
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En aquel lugar mágico, el escritor a medias mezclaba pop y literatura, unía maravillosas canciones con textos en ocasiones inspirados, a veces simplemente forzados, la mayor parte de ellos prescindibles e insustanciales. Escribía y leía, escuchaba y comentaba, tecleaba y era feliz. </div>
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Pero, como en un cuento de hadas, el morador de aquel palacio fue castigado con una terrible maldición: la pereza y la apatía, las obligaciones laborales y nuevas aficiones artísticas llamaron a su puerta, y él abrió sin saber muy bien lo que iba a suceder. Una gran luz. Un sonido atronador. Una risa de ultratumba. El final.
El palacio quedó deshabitado, y nuestro protagonista se desvaneció en los píxeles de la pantalla de su ordenador, perdido entre una infinita sucesión de unos y ceros, devorado por un ciberespacio tan eterno como fugaz. Se lo había tragado el olvido. Lo habían devorado los ratones. Todas las brujas malvadas lo habían raptado para ponerlo a engordar. Ningún hada acudió en su auxilio. Ninguna princesa lo llamó para ser rescatada de las fauces de un dragón. De él sólo quedó el croar de una rana y un charco de tinta como única huella que atestiguaba su paso por la blogosfera terrestre: esa capa de la existencia humana que ningún científico ha acertado todavía a señalar en los mapas. </div>
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El palacio pronto se llenó de polvo y telarañas, de silencio, de comentarios jamás contestados y de spam en forma de anuncio de viagra en un post titulado <i>Al respirar</i>. </div>
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Pero en un universo paralelo, en una realidad circundante y compleja, una mágica poción salvadora se estaba gestando. El escritor a medias todavía no tenía conocimiento de ello, pero un buen puñado de personajes y lugares – tal vez ficticios, tal vez reales - estaban a punto de nacer para redimirle de todos sus pecados pasados, para llevarle de nuevo al complejo entramado de letras compartidas, para cogerle de la barba y arrastrarle otra vez al lugar de donde jamás debió salir. </div>
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Y fue así como el escritor a medias conoció a un trompetista negro que en realidad era un dios, a Ebuya Cilegna, a los que no beben cocacola, al soñador. Así fue como el escritor a medias comió almendras, azúcar y hiel. Así fue como estudió la morfología del mandarino, como escuchó la campana que anunciaba el último asalto, como vio una nube bajo el mar. Fue así - y no de cualquier otra manera – como tuvo sexo, y manías, como visitó la cárcel, como paseó por la iglesia de Gabor, como sintió un soplo en el corazón. El antídoto a su infortunio era un libro, una estimulante colección de relatos de poco más de noventa páginas con una portada sencilla y moderna que invitaba a la reflexión. Se titulaba <a href="http://libros.fnac.es/a636927/Jose-Antonio-Lozano-Gente-abollada">Gente abollada</a>, y había sido escrito por un tal <a href="http://genteabolladaquejasyreclamaciones.blogspot.com/">José Antonio Lozano Tejedor</a>. </div>
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Detrás de aquella masa de celulosa, agazapada tras innumerables y fantásticas situaciones, el escritor a medias dio con la respuesta a todas sus preguntas, con la cura de su terrible mal. Una dedicatoria, un nombre y dos familiares apellidos fueron suficientes para despertarle de su letargo y trasladarlo de nuevo a este lado del espejo, a esta parte del cristal. </div>
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La apatía y la pereza se disiparon. Las obligaciones laborales fueron calmándose hasta convertirse en bendita rutina. Las nuevas aficiones artísticas se asentaron en un lugar paralelo y dejaron de molestar. El infierno se había apagado. El fuego se había extinguido. Aquel maravilloso libro y su pequeña dedicatoria fue el extintor milagroso, el conjuro anhelado, la excusa para regresar. </div>
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El palacio volvió a abrir sus puertas, que chirriaban porque nadie las había engrasado. Las lámparas se encendieron y el teclado volvió a repiquetear. Una palabra brotó de la nada y fue tirando de sus compañeras. Antes de que el escritor a medias se diera cuenta, empezó a sonar una nueva canción, otra más.</div>
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="320" src="http://www.youtube.com/embed/SyMJUYyeBA0" width="440"></iframe></div>
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A <a href="http://jalozadas.blogspot.com/">Jaloza</a>, por el libro, por la dedicatoria, por hacerme volver aquí. No sabía cómo agradecértelo, y al final esto ha sido lo único que se me ha ocurrido hacer. Abrazo.</div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com21tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-37207433191754181962010-07-12T14:48:00.000-07:002010-07-12T16:40:09.070-07:00CAPTATIO BENEVOLENTIAE<div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: rgb(0, 0, 153);font-size:85%;" >Vaya... Casi un año sin desempolvar ese palacete... Cuando me he dado cuenta, casi me da un síncope. Decidido a quitar las telarañas, he elegido una canción, me he puesto a la faena y he traido el resultado aquí, por si alguien quisiera leerlo. Ha sido un parto rápido, fruto de la urgencia por retomar este blog.</span>
<br /><span style="color: rgb(0, 0, 153);font-size:85%;" >A ver si alguien se acuerda todavía de este rincón...</span>
<br /><span style="color: rgb(0, 0, 153);font-size:85%;" >Feliz escucha.</span>
<br /></div>
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<br /><div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold;font-size:130%;" >CAPTATIO BENEVOLENTIAE</span>
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<br /><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><meta content="text/html; charset=utf-8" equiv="CONTENT-TYPE"><meta content="OpenOffice.org 2.3 (Linux)" name="GENERATOR"><style type="text/css"> <!-- @page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } --> </style></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">Conocí a un hombre. Se llamaba Manel y siempre trataba de agradar a todo el mundo. Saludaba puntualmente a los peatones que se cruzaba por la calle y se dirigía a los tenderos del barrio con una educación casi aristocrática poco común. Nunca tenía prisa si alguien precisaba su ayuda. Jamás decía que no cuando un amigo le pedía un favor. Acompañaba a las ancianas para que cambiaran de acera y ejercía de lazarillo para los ciegos que se extraviaban en la maraña de callejones de aquella parte de la ciudad. Vestía elegantemente. Caminaba recto como un álamo. Se peinaba con la raya a un lado. No fumaba ni bebía alcohol. Se limpiaba los zapatos cada mañana antes de salir de casa y por su boca nunca se escapó palabra malsonante alguna. Siempre gozaba de un humor envidiable y su sonrisa marcescente sólo se disolvía fugazmente el tiempo necesario para que los músculos faciales que la sostenían descansaran levemente de su ardua tarea; sin embargo, el brillo apagado de sus ojos oscuros dotaba a su rostro – aparentemente sereno – de una sombra densa y preocupante. De Manel podían decirse muchas cosas, pero nadie se habría atrevido a afirmar que era como </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=OppX5KZCPOQ"><span style="font-family:arial;">la gente normal</span></a><span style="font-family:arial;">.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">De pequeño Manel costumbraba a soñar que era malabarista, que trabajaba en un circo cerca de </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=RkA7kWDBs78"><span style="font-family:arial;">Roma</span></a><span style="font-family:arial;"> y que se bañaba desnudo cada noche </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=cnTqGfgcsf0"><span style="font-family:arial;">en el mar</span></a><span style="font-family:arial;">; pero lo cierto es que sus progenitores ya tenían desde el mismo día de su nacimiento sus propios planes para él.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">Manel sacrificó su infancia y su adolescencia entera metido entre libros de matemáticas, de contabilidad y de leyes. Jamás le vi jugando con los demás niños del portal, ni disfrazándose el día de carnaval, ni colocando botellas de agua abiertas en las puertas de las vecinas, ni bailando en las verbenas las noches de fiesta. Manel se desvivía por satisfacer a sus padres y por labrarse el futuro que ellos mismos le habían trazado a tiralíneas. Intenté en varias ocasiones ser su amigo, pero en su vida no había tiempo ni espacio para una amistad con alguien como yo.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">A los dieciocho años lo prometieron con una adolescente repelente, hija de unos amigos de la familia, de apellido noble y sangre entre roja y azul, hermosa como una muñeca de porcelana y fría como un iceberg. Paseaban juntos las tardes de domingo, acudían al cine cogidos de la mano, nunca se besaban en público, y dudo mucho que lo hicieran en la intimidad.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">Manel acabó su licenciatura en la universidad y aprobó la oposición de notarías. Su madre caminaba por el barrio con la cabeza bien alta. Su padre hablaba de él en cada ocasión que se le presentaba. Ambos habían depositado en él sus esperanzas, sus anhelos y sus frustraciones, sus ganas de prosperar y de no ser una familia del montón. Manel ya apenas se asemejaba a un ser humano. Su aspecto era el de un autómata, caricatura de sí mismo, que vagaba por la urbe con la mirada perdida y un ligero tic casi imperceptible en el párpado inferior de su ojo derecho. Vestía trajes, pero todos parecían quedarle grandes. Sus pulcros zapatos refulgían, pero su semblante alargado se iba oscureciendo como el betún.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">Supe por mi madre que Manel iba a casarse con la princesita aquel 24 de agosto, día de San Bartolomé. Recuerdo el calor que hacía hervir los adoquines de mi balcón y el silencio pegajoso que precedió a las doce campanadas escupidas de la catedral del Santo Cáliz.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">-Tendrán unos hijos preciosos –chismorreaban las mujeres en las panaderías.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">-Los ricos sólo se casan con los ricos, y a los pobres que nos jodan –maldecían sus maridos en las tabernas.</span></p><p align="justify"><span style="font-family:arial;">-Serán la familia a la que todos envidiarán –auguraban las beatas, camino de la ceremonia.
<br />
<br />
<br />Esa misma tarde me enteré que Manel ni siquiera se presentó en la basílica aquel medio día. El colérico padrino corrió a buscarle a su casa, pero sólo encontró algo de ropa tirada por el suelo y una nota de su puño y letra en la aseguraba que se marchaba de Valencia para no volver.</span></p><p align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">En el barrio no tardó en armarse un tremendo revuelo. Los correveidiles circulaban de aldaba en aldaba y de alféizar en alféizar como hojas marchitas arrastradas por el mistral: que si la novia está destrozada, que si el muchacho en realidad es de la otra acera, que si la familia piensa desheredarle, que si habrase visto semejante calamidad, que si patatín, que si patatán. Yo pasé la tarde entera tumbado en la cama, abanicándome con una revista manoseada y sonriendo como un <i>tontolaba</i> al pensar que el pobre Manel por primera vez en su larga existencia se había atrevido a tomar una decisión.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">Hace apenas unas semanas, durante un viaje de negocios, caminando de noche por las Ramblas de Barcelona, me di de bruces con un artista callejero que hacía malabares de fuego al lado de una </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=ySyN2RiRm38"><span style="font-family:arial;">mujer extranjera</span></a><span style="font-family:arial;">. Tenía el pelo largo y algo grasiento, y la piel acartonada por el sol. Las canas que poblaban su densa barba le hacían parecer sabio y tranquilo, y el fulgor de sus ojos entornados le daban un aire de felicidad difícil de describir. Calculé que era más o menos de mi quinta y me quedé allí plantado para dejarme sorprender por sus gráciles movimientos y su vestidura multicolor. Divisé en su rostro unas facciones conocidas, casi familiares, y achaqué al cansancio el ver parecidos donde sólo había casualidad.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">Al finalizar su espectáculo, la mujer extranjera tendió un sombrero a los espectadores que habían conseguido reunir y yo realicé un humilde donativo. Me acerqué para felicitale por su exhibición y aproveché la oportunidad para preguntarle por su nombre. Él me atendió con educación casi aristocrática, estrechó mi mano con vehemencia y en ningún momento dejó de sonreír. Después recogió sus bártulos con parsimonia, los envolvió en un viejo pañuelo y besó con pasión los labios de su compañera. Vi como se alejaban por la avenida, cogidos del brazo, charlando y carcajeando como dos adolescentes. Sólo detuvieron su peculiar peregrinaje para </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=6R_GWEh_AHU&feature=related"><span style="font-family:arial;">ayudar a una anciana encorvada a tirar una botella de vidrio dentro de un contenedor</span></a><span style="font-family:arial;">.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">Ya en el hotel, no podía sacarme de la cabeza la conversación mantenida con aquel desconocido. Estirado en la cama, mirando el techo de la habitación, lamenté mi escasa capacidad de insistencia y me reprendí por no haber sabido extraerle más información. Seguramente a aquel buen hombre no le habría importado en absoluto dármela, y yo habría podido salir de dudas con respecto a lo que pretendía indagar. Deseaba que aquel artista callejero fuese en realidad Manel, sí: treinta años más viejo, convertido a la vida bohemia y definitivamente feliz. Pero, si soy sincero, tener la certeza de ese hecho no habría servido sino para plantearme demasiados aspectos de mi propia existencia, de mi propia manera de proceder. Y no creo que a mi edad resulte sano ni conveniente volver la cabeza hacia el pasado con el fin de investigar dónde estuvo el error.</span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">
<br /></span></p><p style="margin-bottom: 0cm;" align="justify"><span style="font-family:arial;">- <i>Notari</i> –había respondido el malabarista -.Em diuen <i>El Notari</i>. És una espècie de nom artístic. Tothom aquí em diu així.</span></p><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; color: rgb(255, 255, 255); font-family: georgia; text-align: justify;">.</p><p style="margin-bottom: 0cm;"></p><embed src="http://www.youtube.com/v/LN9tXPN0y3U&hl=" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" allowscriptaccess="always" color2="0xcd311b" fs="1?color1=" height="344" width="425"></embed><p></p><p style="margin-bottom: 0cm; color: rgb(255, 255, 255); font-family: georgia; text-align: justify;">.</p><p style="margin-bottom: 0cm;"><a href="http://www.manelweb.com/"><span style="font-weight: bold;">Manel</span></a>. <span style="font-style: italic;">Captatio benevolentiae</span>.</p><p style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;font-family:georgia;"><span style="color: rgb(255, 255, 255);">.</span>
<br /></p>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com21tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-75666856935211128402009-08-24T11:16:00.000-07:002009-08-24T11:54:04.762-07:00LA CASA AZUL<div align="justify"><blockquote><a href="http://magistercantus.blogspot.com/">Juanpla</a><a href="http://magistercantus.blogspot.com/"> me retó a la alegría en un comentario de mi anterior post. En respuesta a ese reto, este texto es para él.</blockquote></a></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify">Otra vez en la Casa Azul, viendo atardecer. En el tocadiscos suena aquella canción que siempre nos gustó tanto. Bailamos con el hula-hoop y no paramos de reír. Tenemos música, chicles y luces technicolor. El tiempo parece haberse detenido entre aquella inocente preadolescencia y este nuevo encuentro en plena madurez. Han pasado más de quince años y todo parece igual aunque ya nada es como fue.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />David nos ha traído su nueva novela y un libro de relatos breves y cada uno de nosotros le abraza <a href="http://www.youtube.com/watch?v=gLs8R9Zk-yA">como un fan</a>; ha perdido algo de pelo y el vacío que tiene en la coronilla me hace pensar en un monje del medievo. Virginia parece haber engordado y nos confiesa con alegría desmesurada que espera un bebé para principios de invierno; sus ojos brillan con la misma fuerza de siempre y las arrugas de su rostro revelan que en estos tres lustros no ha dejado de sonreír. Clara se ha cambiado el color del pelo y la talla del sujetador y anuncia que en septiembre estrenará su primera película como protagonista; su conversación es igual de inteligente que cuando sólo era la mocosa presumida, alocada y original que me traía de calle con sus contoneos y su precoz sensualidad. Óscar ya no es chico tímido y discreto que apenas hablaba y que se escondía detrás de su mirada perdida y sus camisetas de los <a href="http://www.youtube.com/watch?v=L--cqAI3IUI">Beach Boys</a>; está muy musculado y lleva barba de dos días, huele a colonia cara y viste con ese tipo de ropa que yo no me atrevería a pagar; no nos sorprende que nos comunique que es gay y que piensa casarse en noviembre, que nos invita a la ceremonia y al banquete nupcial y que podremos conocer a su prometido esa misma noche en el <span style="color:#ffffff;"><span style="color:#000000;">concierto que, por una insólita casualidad, nos ha vuelto a reunir.</span><br />.</span><br />Brindamos por el ansiado reencuentro con <a href="http://www.goear.com/listen/9b667c3/Tang-de-naranja-y-Colajet-de-limón-la-casa-azul">tang de naranja</a>, como en los viejos tiempos, y tomamos un <a href="http://4.bp.blogspot.com/_V84vI9F5vbA/Sil7c4-BIfI/AAAAAAAACX4/4EQP9KZeqQo/s320/colajet-1.jpg">colajet</a> de limón que nos sabe a una extraña mezcla de pasado, nostalgia y complicidad.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Anochece y montamos en mi coche, camino del festival. Cantamos <a href="http://www.youtube.com/watch?v=71TY1fwDtKk">algunos éxitos de nuestra infancia</a> y hablamos de nuestras aventuras amorosas, de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=PsOiwbt8qJ8">las series de dibujos animados que emitían por televisión cuando éramos pequeños </a>y de los sueños que se nos perdieron entre el instituto y la universidad. Descubrimos que no sabemos nada del resto de nuestros compañeros de clase y nos lamentamos de las vueltas que da la vida y de los rostros que se desvanecen sin remedio a nuestras espaldas. Aparcamos y quedamos en silencio. Lanzamos tres hurras por cada una de esas caras que ya sólo habitan en nuestra memoria y nos damos un fuerte abrazo grupal, prometiéndonos que nuestra amistad durará para siempre y que no dejaremos pasar tantos años hasta volvernos a congregar.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Entramos en el recinto y nos mezclamos con la multitud. En el aire flota una sensación general de nerviosismo, entusiasmo y ganas de pasarlo bien. Mientras de fondo suena música electrónica, recordamos aquellas lejanas tardes en la Casa Azul, cuando la vida era más fácil y el futuro parecía un paisaje borroso que nunca habría de llegar del todo. Aquella pequeña construcción de madera pintada de tonos cyan representaba para nosotros algo más que un refugio, mucho más que cuatro paredes entre las que poder ser nosotros mismos; la Casa Azul fue una excusa para crecer los cinco juntos, un paraíso donde dar rienda suelta a nuestra libertad, un espacio donde la recíproca comprensión nos hacía ser más fuertes y donde nada ni nadie nos podría dañar jamás. Poco después de aquellas largas jornadas de estío nos separamos y nuestro contacto se limitó a unas cuantas cartas dispersas y a algunas llamadas telefónicas para felicitar el cumpleaños o la navidad.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Nos abrazamos por enésima vez en el mismo día y nos acercamos a la barra para buscar algo de bebida con la que volver a brindar por aquellas tardes de verano de nuestra juventud. David nos asegura que va a dejar de una vez por todas la <a href="http://www.goear.com/listen/10bf67c/no-mas-myolastan-la-casa-azul">doxilamina, el myolastan </a>y todas esas pastillas que le receta su psiquiatra para poder soportar las los ataques de ansiedad que le sobrevienen cuando no encuentra nada nuevo que escribir. Virginia reconoce que el embarazo le <a href="http://www.goear.com/listen/2e7f6cb/Cambia-tu-vida-la-casa-azul">ha cambiado la vida</a> y que de ahora en adelante va a ser una nueva mujer. Óscar mira en todas las direcciones hasta que a su lado aparece un maromo que le planta un beso en los labios y que nos saluda afectivamente tras la debida presentación.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />El concierto está a punto de empezar. Avanzamos hacia el centro de la marabunta y esperamos las primeras notas con interés. Apenas conocemos las canciones de este cantautor pop pero el nombre artístico que ha elegido para dar a conocer su música no podía ser más profético ni más representativo para nosotros. Asistir a su espectáculo fue el pretexto definitivo para volvernos a juntar. Nos miramos de reojo y apuramos el contenido de nuestros vasos. Los focos se encienden y cinco falsos músicos comienzan a proyectarse en las pantallas que hay dispuestas detrás del tal <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Guille_Milkyway">Guillermo Milkyway</a>. Esta noche, aunque él no lo sepa, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=qKvrSNqRqEE">sólo cantará para nosotros</a>. La gente empieza a gritar y a lanzar globos de colores por el aire. Juraría que los rostros de los cinco androides de La Casa Azul se parecen tanto a los nuestros que incluso da miedo. Clara también parece haberse percatado de la extraña coincidencia y me golpea con su codo para hacérmelo saber.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Saltamos al ritmo de la música vitalista y desenfadada del artista y echo un vistazo a mi alrededor. David parece por primera vez en todo el día relajado y no quita ojo del escenario. Virginia se acaricia la barriga mientras sigue el compás con sus pies. Óscar y su novio se dan el lote cuando el cantante invita desde su micrófono a iniciar <a href="http://www.youtube.com/watch?v=tcXWE-edyL0">la revolución sexual</a>. Clara me toma de la mano y me susurra al oído que se alegra enormemente de volver a verme y que sigue soñando conmigo cuando se siente sola. Le doy un beso en el cuello y ella se abraza fuertemente a mí. Le prometo que nunca más pienso perderla de vista y ella me roza la espalda por debajo de la camisa. Las notas siguen sonando pero yo ya sólo puedo pensar en los labios de Clara y en aquellos besos furtivos e inocentes que me daba poco antes de desaparecer de mi vida y mudarse de ciudad.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />La canción acaba y el público aplaude a rabiar. Las miradas de los cinco se funden por un instante. Intuyo que durante esta década y media ninguno de nosotros ha aprendido nada de la existencia; que nos sentimos tan solos y tan perdidos como cuando éramos únicamente aquellos chiquillos que quedaban cada tarde en La Casa Azul para hablar de rock, de tebeos y de lo aburrido que era estudiar; que nos defendemos como podemos del mundo de ahí afuera para no perder lo auténtico y lo verdadero que queda dentro de nosotros y que seguimos mirando por la ventana en las tardes de lluvia preguntándonos por qué no fuimos capaces de mantener viva aquella vieja amistad. Sin embargo, del mismo modo sospecho que lo que aquí y ahora estamos compartiendo servirá para recordarnos, aunque sólo sea de vez en cuando, que la felicidad no es una falacia y que la vida puede ser, todavía, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=5CBChU__v6o">superguay</a>.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/gvLIGoWTwlo&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" allowscriptaccess="always" fs="1&"></embed></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><a href="http://www.elefant.com/grupos/la-casa-azul/biografia">La Casa Azul</a>. Intro concierto + <em>La revolución sexual</em>. En directo, ContemPOPránea 2008, Alburquerque.</div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com38tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-46715034148488603432009-07-28T05:55:00.000-07:002009-07-28T06:14:16.880-07:00AL RESPIRAR (Pequeño bodegón de fuego y desamor)<div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ff0000;">Estamos de rebajas en "Canciones desde palacio": dos temas de <a href="http://www.vetustamorla.com/">Vetusta Morla</a> por el precio de uno. El calor derrite mis neuronas y no consigo escribir un buen relato para esta gran cación. El próximo post será también para este grupo y llegará en apenas unos días. Prometo que será mejor. </span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ff0000;">Feliz verano a todos.</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="center"><span style="font-size:180%;"><strong>AL RESPIRAR</strong></span></div><div align="justify"><span style="font-size:180%;color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify">Te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco. Coloréala a tu gusto y hazme a mí el culpable de todas tus infelicidades, si eso sirve para que te sientas mejor. Estampa en rojo las heridas que causé en tu maltrecho músculo cardíaco. Añade en tonos azules las nubes que representan los sueños que se te rompieron debajo del vello de mi pecho. Usa el verde para recordar que la esperanza comienza ahora que ya me he ido. Tiñe de violeta los moratones que brotaban en tu autoestima cada vez que yo la golpeaba con mis reproches y mis silencios premeditados. Impregna el resultado de marrón como metáfora absurda de toda la mierda que tuviste que tragar estando conmigo. Cúbrelo todo de negro para olvidar mi rostro y todo lo bueno que hice por ti.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco. No hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando. Dibuja nuestro mural a tu antojo y borra los detalles que te convengan para odiarme todavía un poco más. Tacha los paisajes en los que tus gritos histéricos iluminaban de amarillo las sábanas de nuestra cama. Suprime los pasajes en los que tus uñas se clavaban como garras en mi espalda blanquecina. Descarta los platos que me lanzabas en la cocina, los puntapiés que me dabas por debajo de la mesa, los insultos inmerecidos y los injustificados ataques de celos que me convertían en el villano de la función. Inventa unas cuantas anécdotas y adórnalo todo con las mentiras que elijas para creer que alguna vez fuiste mejor que yo.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco. Yo me marcho a otro lugar; puede que el viaje sea largo. Quédate con mi fantasma y con mi colección de cine clásico en deuvedé, con los discos de los Beatles y con los peces de colores que nadan detrás del cristal. Yo me llevo en la maleta un pedazo de tu alma y cuarto y mitad de tus vísceras lastimadas, el gato que encontramos en la calle y aquel cuadro que pintaste para mí. Te dejo también todos nuestros álbumes de fotografías y los poemas que me inspiraste durante el largo periodo de compartimos en esta casa; puedes quemarlos si quieres en la hoguera que acabo de encender en el salón.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Quizás mientras acabas de leer esta carta el humo que surge de la fogata empañe tus ojos y te impida distinguir mis letras con nitidez. No te preocupes. Cierra con fuerza la boca y aprieta con tus dedos el papel. Busca a tientas los pinceles y da rienda suelta a tu rabia hasta que no puedas soportar el olor a chamuscado que hay alrededor de ti. No te ahogues en la profundidad de tu tristeza ni en las cenizas que flotan en la habitación. Trágate tus últimas lágrimas. Engulle tu orgullo y deshaz el nudo que hay entre tus manos. Aleja los lienzos y tus acrílicos de las llamas para que no las propaguen aún más. Intenta no respirar.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/xM4Rldp9QWA&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" fs="1&" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true"></embed></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><a href="http://www.vetustamorla.com/">Vetusta Morla</a>, <em>Al respirar</em>. De su disco <em>Un día en el mundo</em>. Videocreación de <a href="http://www.youtube.com/user/ykharo">Ykharo</a>. </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com39tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-58858733015858496792009-06-24T10:04:00.000-07:002009-06-24T10:14:55.814-07:00OJALÁ ESTUVIERAS AQUÍ<div align="justify"><strong>N</strong>o pienses que te he olvidado, aunque lo cierto es que tu recuerdo me visita cada vez con menos frecuencia. En ocasiones despierto sintiendo tu respiración muy pegada a mi nuca, como en aquellas noches en las que te quedabas en mi casa a dormir. Éramos sólo dos almas perdidas; yo luchaba por encontrar mi camino y tú hacía ya tiempo que habías perdido el control. Nos reíamos juntos viendo las viejas películas de Billy Wilder y llorábamos escuchando las sinfonías de Mahler y los trabajos para piano de Debussi; bebíamos ron como si nos fuese la vida en ello y conversábamos sobre el universo y sobre el sinsentido aparente que gobierna todo, sobre mujeres, sobre el fracaso del movimiento hippie o sobre el expresionismo alemán. Nos observábamos mutuamente con una extraña mezcla de amor y lástima y nos abrazábamos hasta que comenzaba a amanecer.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br /><em>No sé distinguir el cielo del infierno</em>, decías mientras te preparabas la inyección. Después la heroína corría por tus venas y yo me quedaba a tu lado llorando como un bebé. Juraría que sonreías y que en esa duermevela te sentías libre de verdad.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Algunas tardes abro mis viejos álbumes de fotografías y en casi todas las instantáneas apareces tú. Acaricio tu rostro con la punta de mis dedos hasta que el dolor se vuelve demasiado intenso y entonces salgo a la terraza para tomar una bocanada de aire con la que sobrevivir el resto del día. Desde mi azotea los campos verdes asemejan raíles de acero y los árboles toman la apariencia de cenizas ardientes, aunque tú ya no los puedas ver.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Claudia ya nunca habla de ti. A veces la telefoneo para que me acompañe a visitar tu tumba, pero ella siempre tiene algo mejor que hacer. Estuviste a punto de arrastrarla a tu delirio y creo que eso no te lo perdonará jamás. A mí tampoco viene a verme, ni siquiera para echar un polvo esporádico y salvaje como los de antes, pero incluso eso me resulta indiferente. Ahora tiene un nuevo novio que da clases en la universidad. Es un tipo majo que siempre tiene respuestas para todo y que presta más atención a la forma de contar las cosas que al contenido de lo que desea decir. No te caería bien; representa todo lo que tú más odiabas. Claudia dice que folla como los ángeles y que tiene una gran vida interior. Yo suelto entonces una risotada de burla y ella se marcha con un fuerte portazo como los que solía dar cuando discutíais por cualquier asunto trivial. A Claudia también le está sentando fatal esto de envejecer.<br /><span style="color:#ffffff;">.<br /></span>¿Sabes? Tenías razón cuando me asegurabas que acabaría cambiando mis héroes por fantasmas, que las sonrisas se transformarían en velos con los que ocultar mis secretos y que dejaría a un lado mi ambición de cambiar el mundo por unas cuantas dosis de comodidad. Ahora ya no creo en ninguna filosofía ni en sus falsos profetas, miento como un bellaco y sólo profeso la religión del confort. Cuando los accesos de culpabilidad por lo hipócrita de mi comportamiento se vuelven demasiado insufribles, leo una buena novela, abro la mejor botella de tinto de mi bodega o alquilo una película en deuvedé. Estoy seguro de que no te sentirías nada orgulloso de mí, aunque tú tampoco eras precisamente un buen modelo a seguir, ni siquiera fuiste ejemplo de nada. Tu lucidez era sólo ficticia y tus buenas intenciones naufragaban en cada nueva jeringuilla que llenabas con aquel líquido que te otorgaba tu falsa paz.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Han pasado muchos años, pero mis miedos siguen siendo los mismos de siempre. Me angustia la posibilidad de perder la cordura y me aterra morir en soledad. No he encontrado esperanza en nada de lo que verdaderamente me apasionaba y hace tiempo que no me busco una compañera con la que combatir el segundo temor del que te hablé hace apenas tres líneas. Nado en una pecera dibujando círculos que pronto se borran y corro siempre sobre el mismo viejo camino sin atreverme a escrutar el horizonte. Ya no escucho a Pink Floyd porque me recuerda demasiado a las versiones que interpretabas con tu guitarra española y quemé en una hoguera las poesías que escribíamos a medias cuando nos aburríamos y no sabíamos qué hacer. No sé si soy sólo un cobarde o si la edad ha causado estragos en mi manera de entender el mundo. Dudo de las cosas reales y me refugio en la jaula de ficciones que construí con tu ayuda cuando la palabra amistad todavía tenía sentido dentro de mi cabeza. Te echo mucho de menos y te juro que rezaría por ti si sintiera fe verdadera por algún dios.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br />Ojalá estuvieras aquí. </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/EAchKt2xjsw&hl=es&fs=1&"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/EAchKt2xjsw&hl=es&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><strong><a href="http://www.pinkfloyd.com/">Pink Floyd</a></strong>. <em>Wish you were here</em>. </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"> </div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com30tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-65891970340105591662009-05-24T04:10:00.000-07:002009-05-24T07:14:47.062-07:00LA FIN<span style="color:#000000;">(Para <a href="http://vivirodando.blogspot.com/">Vivir Rodando </a>y <a href="http://yonosoypaulavery.blogspot.com/">Yo no soy Paul Avery</a>, que también es muy fan de N.V.)</span><br /><strong><span style="color:#ff9900;"></span></strong><br /><strong><span style="font-size:130%;color:#ffffff;">.</span></strong><br /><strong><span style="font-size:130%;color:#ff9900;">LA FIN</span></strong><br /><strong><span style="color:#ff9900;"></span></strong><span style="color:#ffffff;">.</span><br /><br /><div align="justify">El señor R. despertó aquel 24 de mayo con la certeza de que sólo deseaba desaparecer. Encendió con su mechero las improvisadas velas de un solitario pastel y en un vendaval de lucidez pensó que su casa podría arder rápido, muy rápido, con la velocidad de un incendio forestal. Había llegado a la ciudad hacía poco tiempo pero se le antojó que durante ese breve intervalo había envejecido al menos diez años.<br /><br />El señor R. quitó aquella misma mañana su nombre de su destartalado buzón, llamó a su editor para que retirara de las tiendas todos sus libros y borró de Internet todos sus blogs, telefoneó a los administradores de Google para que eliminaran su apellido del buscador y se sentó en el sofá a esperar el ocaso de su existencia.<br /><br />Allí sentado, durante más de diez de horas, pensó en los sueños que le habían escapado del bolsillo, en las amistades que había perdido en los transbordos de tren y en los amores heridos que se agazapaban bajo su edredón. Sonrió al pensar que todavía tenía algunas botellas de vodka, de güisqui y de ginebra.<br /><br />El señor R. bebió, bebió hasta no sentir nada, y así fue como poco a poco vio como se iba vaciando su mueble bar.<br /><br />A la hora de la cena su celular sonó con insistencia. La voz de ella retumbaba en sus sienes como una campanada de inseguridad.<br /><br />- Felicidades, señor R. ¿Cómo le va?<br />- No quieras saber de mi vida – respondió él entre hipos y etílicos balbuceos -, no me hagas hablar.<br /><br />Y colgó.<br /><br />Apagó el maldito aparato y lo arrojó por la ventana. Observó sus propias manos y descubrió que habían comenzado a volverse traslúcidas.<br /><br />- Ya sólo soy un fantasma – murmuró el señor R. apurando el contenido de la última botella de ron -; pronto me apagaré.</div><div align="justify"><br />Poco antes de la medianoche el señor R. se sintió desvanecer. En el sofá quedó una imperceptible mancha con la forma de sus posaderas. En la radio sonaba una canción de Nacho Vegas. Sólo sus libros amontonados por todos los rincones de su apartamento atestiguaban que había estado vivo alguna vez. </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/hrsXyKJD9AM&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" color2="0x54abd6" fs="1&color1="></embed></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><strong><a href="http://www.limbostarr.com/nachovegas.html">Nacho Vegas</a></strong>. <em>La fin</em>.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-37493335844742738442009-04-08T04:48:00.000-07:002009-04-08T05:23:31.389-07:00UNIVERSOS INFINITOS<div align="justify"><strong>S</strong>anti tiene la sensación de ser la mitad de todos los que ha sido, el doble de todos los que será. Carga en su espalda el peso de los cadáveres de sus personalidades desechadas, de sus rostros desaparecidos, de sus máscaras abandonadas, de sus vidas inconclusas. Amontona en su mochila las épocas pasadas que ya no regresarán, los sueños que creyó tener y las pesadillas que tanto le atormentaron, las oportunidades que dejó pasar y las esperanzas que nunca llegaron a materializarse. Todo ese peso en sus lumbares le recuerda cada mañana, mientras prepara su desayuno con rutinaria devoción, que su vida actual es sólo otra realidad igual de incierta.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify">Imagina su existencia como una eterna sucesión de puertas entreabiertas que nunca se atrevió a cruzar. A veces se pierde en ese entramado de zócalos inalcanzables. Cada descisión que ha tomado, cada paso que se atrevió a dar, conduce a un mundo desconocido en el que cualquier otra vida había sido posible. Por suerte, Santi sabe que no puede asomarse a esas puertas a mirar. Ahora mismo podría ser una estrella de cine, o un afamado escritor, o un proxeneta despiadado, o un transexual drogadicto, o un maestro de escuela, o un agricultor. Ahora mismo - piensa Santi con rictus de nostalgia -, podría estar incluso <a href="http://www.youtube.com/watch?v=Iyx-fmVcIY0">muerto o algo mejor</a>. Pero a Santi no le gusta dar demasiadas vueltas a esos asuntos; esas cavilaciones no conducen a nada y sólo le producen tristeza y desconcierto. Su vida de ahora es su vida de ahora y él sabe que ya no hay marcha atrás; es incierta pero es la que tiene y no piensa desaprovecharla ni un día más.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify">- Ahora dicen que hay muchos más universos, infinitos, como el nuestro - escucha Santi en un programa bastante extravagante de Radio 3.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify">- No me digas - responde él al aparato como si el receptor pudierla oírle -; me acabas de descubrir América...</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">..</span></div><div align="justify"></div><div align="justify">En el suelo de su habitación hay unas canicas tiradas. Sin saber muy bien porqué, Santi se pone a hacerlas rodar.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/VQrnD1_34z4&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" allowscriptaccess="always" color2="0xfebd01" fs="1&color1="></embed></div><div align="justify"></div><div align="justify"><strong><span style="color:#ffffff;">.</span></strong></div><div align="justify"><strong><a href="http://www.myspace.com/loveoflesbian">Love of Lesbian</a></strong>. <em>Universos infinitos</em>. </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">..</span></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/B5trGYPjIX0&hl=" fs="1&color1=" color2="0xfebd01" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true"></embed></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><strong><a href="http://jsp.pocoyo.com/index_ie.jsp">Pocoyó</a></strong>. <em>Las mil puertas</em>.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-71574378715674237942009-02-17T11:15:00.000-08:002009-02-17T13:34:18.938-08:00SUSURRO (PARA NANÁ)<blockquote><p align="justify">Tenía este post pendiente con una canción de Corcobado. El otro, según vuestros votos (¡por favor, votad más!) será para<em> Love of Lesbian</em>, pero antes de ese me gustaría colgar uno sobre una canción de Alex Ubago. Es una sorpresa... Nos reiremos un rato... Este cuento, como estaba prometido desde hacía meses, es para <a href="http://blogs.librodearena.com/nana">Naná</a>.</p></blockquote><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong><span style="color:#ffffff;">.</span></strong></div><div align="justify"><strong><span style="color:#ffffff;">.</span></strong></div><div align="justify"><strong>A</strong>na piensa «Hace mucho tiempo que no veo el amor en los demás». Ana dice «Tanto, que incluso comienzo a dudar de su existencia».<br /><strong></strong><span style="color:#ffffff;">.</span><br /><strong>A</strong>na camina por la calle y no ve rostros, sólo encuentra máscaras. Y todas esas bocas dibujadas en las caretas le llaman rara. Ana piensa «Se refugian bajo los auriculares de sus iPods, se esconden detrás de un periodicucho gratuito, me lanzan sus miradas de reprobación y creen que son el colmo de la civilización occidental, el prototipo perfecto de ciudadano estándar, el no va más de la burocracia peatonal». Ana dice «Se visten como nosotros pero no son humanos, tratan de parecer personas pero ni siquiera se les da bien disimular». Ana se pregunta «¿Cuántos en el mundo quedarán aún como yo?». Ana de momento calla porque todavía no ha encontrado la respuesta.<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br /><strong>A</strong>na mira por la ventana y desde ahí arriba la ciudad entera parece un nido de cucarachas. Contempla el frenético deambular de todos esos insectos. Estudia la manera que tienen de lucir sus minifaldas, de hacer resonar sus tacones, de rascarse los huevos mientras se toman el café, de flirtear con sus secretarias en la barra del bar, de rellenar sudokus sentados en la parada del metro, de gritar a sus empleados y de creerse mejor que los demás. Ana piensa «No sé a qué están jugando». Ana dice «Todos perdieron la partida antes de empezar». Ana se pregunta «¿Quién escribió las normas de este deporte absurdo?». Ana grita «¡Dejadme en paz!».<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br /><strong>A</strong>na cierra la ventana y enciende el televisor. En <em>la Uno</em> un naturópata nonagenario explica a un grupo de jubiladas la manera correcta de hacer una reflexopaja: cómo conseguir que sus maridos tengan un orgasmo inolvidable sólo presionando la parte adecuada de sus pies. En <em>la Dos</em> el simpático presentador de un programa de preguntas y respuestas se ha colado por error en un documental de naturaleza y varias hienas hambrientas lo están devorando vivo sin que de su rostro desaparezca su sonrisa <em>Vital-Dent</em>. En <em>Antena 3</em> cinco marujas discuten sobre el verdadero tamaño de las tetas de una condesa venida a menos y de vez en cuando acarician el torso de su nuevo y joven colaborador. En <em>Cuatro </em>hay un grupo de yonquis inyectándose heroína en los bancos de un parque infantil. En <em>Tele Cinco</em> proyectan una imagen congelada de un excremento fresco de elefante. En <em>la Sexta</em> una rubia-cañón y hombrecito-bala se burlan de la programación de los demás canales, especialmente de la plasta de <em>Loxodonta africana</em> de la emisora que les precede. En <em>Canal Nou</em> emiten un discurso de doce horas de duración de Francesc Camps con estrellas invitadas: Rosita Amores, Arévalo y Rita Barberá. En las demás emisoras sólo hay mujeres enseñando los pechos, hombres manoseando sus pollas y varios de esos programas en los que los espectadores telefonean para dejarse estafar. Ana piensa «Es de locos». Ana dice «¿Qué nos pasa?». Ana se pregunta «¿Estaré perdiendo la cabeza?». Ana grita «¿Qué entienden ellos por normal?». Ana reza «Cortázar de mi vida, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, no me dejes sola o se me comerían».<br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br /><strong>A</strong>na se dispone a comulgar. Se acerca a la estantería y elige un libro al azar. Va arrancando sus páginas y las engulle una a una con cierto esfuerzo y bastante pasión. Vomita las palabras más indigestas y defeca la celulosa residual. Tira de la cisterna y regresa al salón. Metaboliza la tinta y de inmediato forma parte de su organismo. Se desliza por sus venas y fluye hasta inundarlo todo. Cuando por fin llega a sus ojos, la utiliza para seguir escribiendo el libreto de esa dramatización absurda cuyo desenlace desconoce totalmente. Ana piensa «He perdido el manual de instrucciones de la realidad». Ana dice «Menos mal que me queda la ficción». Ana se pregunta «¿Soy un personaje de mi propia novela?». Ana grita «¡Mierda, mierda, mierda!». Ana reza «Hágase tu voluntad». Ana comienza a susurrar una canción:</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/gCsqxxdaEUI&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" allowscriptaccess="always" fs="1"></embed></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><a href="http://www.javiercorcobado.es/">Javier Corcobado</a>. <em>Susurro</em>.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-11517780633667716852008-12-01T11:42:00.000-08:002009-04-16T13:19:40.291-07:00RUSSIAN RED<div align="justify"><strong>R</strong>ubén trabaja cada día en la pequeña tienda de cosméticos del centro comercial. Las horas pasan entre frascos de perfume de dudosa calidad, cremas contra el envejecimiento de precios desorbitados y botes de rimel Margaret Astor que se venden a centenares entre clientas de cualquier edad y posición social.<br /><br />Rubén se fijó hace algunos meses en una joven que siempre compra la misma barra de labios de la misma tonalidad: <em>Russian Red</em>, según indica la etiqueta; un rojo intenso y provocativo, que no encaja demasiado con su tímido aspecto casi adolescente ni con su dulce y cálida voz.<br /><br />La joven en cuestión se llama Lourdes y debe de tener alrededor de veintidós años, suele llevar el pelo recogido en una discreta coleta improvisada y su piel es pálida como la cal. Lourdes se dirige siempre a él con una amable sonrisa y paga con monedas sueltas el precio exacto del maquillador, se despide agitando su delicada mano y sale por la puerta dejando la tienda vacía y sumida en un extraño silencio que Rubén no sabe muy bien cómo explicar.<br /><br />Cada vez que Lourdes regresa a la tienda a llevarse su peculiar tesoro, Rubén cree que al fin se decidirá a entablar conversación, que hará alguna broma graciosa con la que romper el hielo y que intentará quedar con ella para tomar café. Pero Rubén siempre ha sido bastante cobarde y demasiado prudente, y ni siquiera se le da bien hacer chistes en presencia de desconocidos, por eso sólo se limita a cantar el precio que marca la caja registradora tras leer el código de barras y a despedirse con un triste <em>Hasta pronto, gracias por venir</em>.<br /><br />Los cines del centro comercial cerraron hace apenas una semana, igual que la mayoría de las tiendas de ropa del primer piso y la juguetería de la planta tres. Su jefa le informó hace unos días que la crisis económica puede acabar en cualquier momento con la pequeña tienda de cosméticos y le animó a buscar cuanto antes un nuevo trabajo por lo que pudiera pasar.<br /><br />Por las noches, mientras escucha en su emepetrés los grupos de moda de la música indie nacional, Rubén recuerda casi en sueños el rostro angelical de Lourdes, la cadencia mágica de su voz al hablar y el brillo infantil de su mirada ambarina. Está enamorado de esa muchacha de la que sólo conoce el nombre y su tono preferido de pintalabios, pero se siente ridículo cuando se imagina a sí mismo pidiéndole el número de teléfono o invitándola a cenar.<br /><br />Rubén teme que el comercio cierre sus puertas o que se traslade a otro lugar más barato de la ciudad: no por perder su trabajo y quedarse en el paro, sino por no volver a ver a esa muchacha misteriosa que robó su corazón. Sabe que, si no hace algo pronto, Lourdes pasará a engrosar esa interminable lista de errores que cometió por falta de valor: justo debajo de los cigarrillos que nunca fumó y de las cartas que no se atrevió a enviar. </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/LGssLnVUy14&hl=es&fs=1&color1=0xe1600f&color2=0xfebd01"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/LGssLnVUy14&hl=es&fs=1&color1=0xe1600f&color2=0xfebd01" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><a href="http://www.myspace.com/russianready">Russian Red</a>, <em>Cigarettes</em>.</div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-85839353104818717042008-11-16T14:14:00.000-08:002008-11-16T14:25:31.860-08:00AÑORO<div align="justify"><strong>A</strong>ñoro las pajas que no me hice porque sabía que había alguien mirando, las hojas que caían en el parque en el otoño, los trenes que no cogí por no tener despertador.<br /><br />Añoro los polvos que no eché porque estaba demasiado borracho, el color confuso de tus pupilas en la oscuridad, las páginas amarillentas de mis libros de segunda mano.<br /><br />Añoro las mamadas que perdí por no saber pedirlas, las horas de mi infancia tumbado en el jardín mirando pasar las nubes, la blancura del techo de mi piso de estudiante.<br /><br />Añoro el tic nervioso de mis ojos de cuando era sólo un crío, el olor a pan recién horneado de la casa de mi yaya, el scalextric de imitación que me trajo el ratoncito Pérez, la voz gritona de mi amiga Carmita, la espalda de mi amigo Sergio, la sonrisa de la maestra de educación infantil. Añoro no haber matado a esa panda de mamones hijos de puta que me jodían la existencia, sus insultos en el patio, sus amenazas y sus puntapiés.<br /><br />Añoro las opciones que ni siquiera consideré, las ideas que se esfumaron por no haberlas apuntado, los poemas que salieron volando por la ventana de mi habitación.<br /><br />Añoro las migrañas matutinas y el humo de la marihuana que fumaba para combatirlas, el taladro de mis sienes y las ganas de morir, la tolerancia del ser humano y la bondad de los demás.<br /><br />Añoro todo lo que no hice y todo lo que sé que nunca haré. Añoro los sueños que me mantenían despierto y las pesadillas que me acechaban en el colchón, las sombras de la ropa colgada en el perchero y el tacto casi obsceno de mi oso de felpa marrón. </div><div align="justify"><br />Añoro los amigos que no tengo y las amantes que ya no tendré, la persona que pude haber sido y la que ahora mismo soy.<br /><br />Añoro las tetas de Cristina y el sabor del cola-jet, aquellos caramelos de cereza que costaban dos un duro y el pijama de Espinete cada tarde a eso de las seis.<br /><br />Echo de menos, me hacen falta, los recuerdos que me inventaba cada noche antes de irme a dormir. </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/etVYIJ-azLw&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" fs="1" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true"></embed></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><em>Añoro</em>, de <a href="http://www.albertpla.com/">Albert Plà</a></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-20717806873330439862008-11-03T04:47:00.000-08:002008-11-03T05:12:38.594-08:00LA DISTANCIA ADECUADA<div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3333ff;">No estoy con ánimos para escribir algo alegre, ni para escuchar una canción de Albert Plá, que tendrá que esperar a la siguiente entrada. En su lugar, os dejo una pequeña joya en forma de videoclip. Espero que su música suene al ritmo de la caída de las hojas secas del parque. Estaré unas semanas ausente. Nos vemos pronto. No escribáis demasiado en mi ausencia, o me tendré que quedar una noche completa en vela para leer todos vuestos posts. Abrazos.</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ffffff;">.</span></div><span style="color:#ffffff;">.</span><br /><span style="font-size:180%;">LA DISTANCIA ADECUADA</span><br /><span style="color:#ffffff;">.</span><br /><div align="justify"><strong>C</strong>uando era un bebé el universo se limitaba a los cálidos brazos de su madre: todo lo demás era un abismo. Ya de niño, la calle y el patio del colegio eran las fronteras infranqueables de su libertad. Fue creciendo y en su adolescencia las líneas divisorias dejaron de tener sentido y la embriaguez del alcohol y de otras drogas modificaban su dimensión. Más tarde sintió que su ciudad se le quedaba pequeña y marchó a la capital para cursar una licenciatura en la universidad. Se fue de beca de estudios a un país lejano en el que hablaban otro idioma para comprobar así que el mundo era inmenso y que él lo podía transitar a sus anchas. Trabajó como investigador en otro continente algunos años hasta que los miles de kilómetros que le separaban de su familia y de sus recuerdos le obligaron a volver. Pasó su madurez en la urbe en la que había nacido, se casó y tuvo un hijo al que bautizó con su mismo nombre. Al jubilarse sólo recorría una y otra vez el trayecto que le llevaba de su casa al parque, del parque al bar, del bar a casa de su hijo y de allí, de nuevo a su hogar. Poco antes de morir comprobó que todo lo que necesitaba se encontraba dentro de los cien metros de radio que rodeaban su cama. Cuando al fin descansó en paz dentro de su minúsculo ataúd, pensó que había pasado toda su vida tratando de encontrar la distancia adecuada en la que desenvolverse con la mayor comodidad posible, que esa distancia había ido variando considerablemente según sus necesidades y que ahora ya no debería preocuparse de esos asuntos tan triviales. Aunque estaba encerrado en un nicho de tamaño diminuto, tenía por delante toda la eternidad para ocuparla según su voluntad. El espacio, como algunos ya sospechaban, era sólo cuestión de tiempo. </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/OHwbf-aAbUU&hl=es&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/OHwbf-aAbUU&hl=es&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><em>La distancia adecuada</em>. <a href="http://www.christinarosenvinge.com/intro.html">Christina Rosenvinge</a>. De su nuevo álbum <em>Tu labio superior</em>.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><strong>A Miguel Blázquez, compañero y amigo. (1983-2008)</strong></div><div align="justify"><strong><span style="color:#ffffff;">.</span></strong></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-24600810570991790792008-10-21T09:58:00.000-07:002008-10-21T10:44:36.205-07:00BAILA EL VIENTO<div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ff9900;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">Para </span><a href="http://bailandoconloboss.blogspot.com/"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">Hipatía</span></a><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">, por el reencuentro bloguero y por servir un poco de inspiración.</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">Para </span><a href="http://borumballa.blogspot.com/"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">Vicent</span></a><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">, por la ciencia y por su derecho a protestar, que me hizo mucha gracia: desde Castellón hasta los IU-ES-EI.</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">Para </span><a href="http://www.myspace.com/mutesounds"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">Charles</span></a><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">, por su cumpleaños y por la música (aunque no lo lea).</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">Para todos mis compañeros y para mí primero.</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#3366ff;">¿No queriáis Josele Santiago? Pues aquí tenéis dos tazas. Visitad los enlaces, que es un hiper-post, jua jua. Y perdón por la extensión.</span> </div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="center"><span style="font-size:180%;color:#993300;"><strong>BAILA EL VIENTO</strong></span></div><div align="center"><strong><span style="font-size:130%;color:#ffffff;">.</span></strong></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#993300;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#993300;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;"></span></div><div align="justify"><strong>M</strong>ar había sido farera, quizás por los designios de su propio nombre o tal vez por su afición a la soledad. De día leía viejos tratados de filosofía mientras contemplaba el vaivén de las olas y el galopar de las nubes sobre su cabeza, de noche devoraba las grandes novelas del siglo diecinueve amparada por la intermitencia de las estrellas y el canto de las lechuzas que anidaban en su hogar. Después su oficio se extinguió y su labor recayó en una fría máquina controlada por ordenador que no cometía errores pero que no sabía disfrutar de su tarea ni una mínima parte de lo que ella lo hacía, sobre todo en las madrugadas de tormenta y en las mañanas de verano con olor a sal. Mar fue trasladada a una oficina de la agencia estatal de meteorología y las huellas que había dejado en la arena que rodeaba a su faro empezaron a borrarse sin remedio y sin que ese hecho pareciera importarle a nadie más.<br /><br /><strong>M</strong>ar salió de su casa una tarde con varias maletas llenas de libros, algo de ropa, todo el dinero que había ahorrado durante los últimos años, una máquina de escribir destartalada con más de cien recambios de tinta y setenta paquetes de quinientos folios de papel reciclado. No dijo nada a nadie: no se despidió de su familia ni de sus compañeros, no dejó una nota para anunciar su partida, no pagó el último alquiler de su piso ni informó de su decisión a la empresa suministradora de electricidad. Tomó el último autobús que hacía el trayecto desde su calle a la playa y contempló por última vez el paisaje anodino y deshumanizado de la ciudad.<br /><br /><strong>M</strong>ar regresó a la construcción que tanto le había regalado a cambio de nada, se instaló en una pequeña habitación en la parte superior del faro que sólo ella conocía y a la que nadie accedería jamás: ni siquiera el personal de mantenimiento de la computadora que le había robado su trabajo sospechaba de la existencia de aquel minúsculo habitáculo bajo la cúpula de la torre guía. Su nueva vivienda no era elegante ni sofisticada, disponía de los elementos necesarios para que fuera habitable y pensó que no se podía quejar: en el mismo espacio convivían un plato de ducha, un retrete oxidado, una cocina con camping gas y un antiguo colchón a rayas que parecía haber sobrevivido a los tiempos de la guerra civil. Cuando deshizo su equipaje, una vez instalada entre los libros que consideraba imprescindibles, asomada al tragaluz que comunicaba con el exterior, Mar por primera vez en su vida pensó que estaba justo donde debía estar.<br /><br /><strong>L</strong>os años pasaron veloces entre lecturas repetidas, paisajes color pastel y el continuo aletear de las gaviotas. Cada noche, a las horas en las que todo el mundo duerme y a nadie le da por pasear, Mar descendía de su paraíso solitario y se abastecía de alimentos en una de esas tiendas veinticuatro-horas que abundaban junto al paseo marítimo, estiraba un poco las piernas, recordaba que la humanidad todavía existía allí abajo y regresaba a su refugio para continuar con su eterna obra todavía inacabada.<br /><br /><strong>M</strong>ar escribió a más de cien metros sobre el nivel del agua varios tratados de antropología, decenas de críticas al existencialismo, al idealismo, al materialismo científico, al positivismo lógico y cualquier rama del pensamiento occidental; construyó doce novelas corales e hiperrealistas; confeccionó más de cincuenta poemarios experimentales e inventó tres nuevas formas de teatro del absurdo derivadas de sus lecturas dadaístas. Como mera distracción y con el único objetivo de no sobrecalentar en exceso sus neuronas, Mar explicó matemáticamente las incoherencias de algunos paradigmas de la astrofísica y de la física nuclear, ingenió varios aparatos para convertir en invisibles objetos de mediano tamaño y garabateó algunas demostraciones de que Dios existía y, a la vez, no.<br /><br /><strong>E</strong>l día en que Mar cumplió noventa años, intuyó que había comenzado su particular <a href="http://es.youtube.com/watch?v=AtiYuWFXC1g&feature=related">cuenta atrás</a>: le costaba un esfuerzo sobrehumano descender los más de doscientos escalones que le separaban de los comercios nocturnos de la avenida, se mareaba cada mañana al despertar, su memoria comenzaba a fallar sin piedad y un horrible peso en los pulmones indicaba que pronto dejaría de respirar. Pero Mar nunca había desistido de sus propios planes y todavía se sentía plena con el océano siempre a su vera, con la espuma de la marea bajo sus pies. En lugar de abandonar su refugio y pedir ayuda, Mar calló y siguió leyendo y escribiendo como única rebelión posible frente a lo efímero de la existencia humana, como rechazo a la ignorancia de una sociedad que prefería mirar siempre hacia el pasado y como prueba fehaciente de que el silencio es la más hermosa de todas las realidades posibles y, probablemente, la única de verdad.<br /><br /><a href="http://es.youtube.com/watch?v=Y4ANBxVt8OQ&feature=related"><strong>D</strong>e tanto callar</a>, Mar se volvió como la nieve más fría. Murió mientras dormía y algunas aves migratorias dieron buena cuenta del banquete que el cadáver de aquella <a href="http://es.youtube.com/watch?v=x9sYaCUpELE">señora</a> supuso para sus buches y sus mollejas desnutridas. Los montones de folios mecanografiados se fueron volando poco a poco y acabaron disueltos en el agua corrosiva y fría de aquella inmensidad azul. Su antiguo refugio continuó pasando desapercibido a los operarios que revisaban semanalmente el ordenador que controlaba la gigantesca lámpara del faro y los barcos siguieron arribando a puerto como siempre lo habían hecho, sin sospechar que el esqueleto de Mar hacía tiempo que formaba parte de aquella arena que acariciaban los bañistas las tardes de calor.<br /><br /><strong>P</strong>robablemente alguien pueda pensar que Mar desaprovechó su vida en la soledad y la introspección que le otorgaba su sabiduría y su afán de claridad, que <a href="http://es.youtube.com/watch?v=mQMfEKoHrxA&feature=related">pensar no le había llevado a nada</a> y que todo lo que pudo haber aportado a la ciencia y a la filosofía, a la antropología y a la literatura universal se perdió para siempre en el pozo sin fondo al que van a parar las grandes genialidades que no llegan a trascender. Sin embargo, cuando alguien pasea junto al faro en el que vivió esta enigmática y traslúcida doncella, si presta la debida atención, puede percibir todas esas ideas revoloteando a su alrededor, bailando al viento. En esos mágicos momentos la lucidez parece mucho más cercana, e incluso el mundo parece empaparse de esa aparente simplicidad que acompaña al estribillo de una canción de rock.</div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/s65DxlojHZI&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" fs="1"></embed></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><a href="http://www.joseleweb.com/">Josele Santiago</a>. <em>Baila el viento</em>. De su último disco <em>Loco encontrao</em>.</div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ffffff;">.</span></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-86247327696454948702008-10-08T09:06:00.000-07:002008-10-10T03:23:05.156-07:00ESPLENDOR EN LA HIERBA<div align="justify"><strong>L</strong>a corriente es fuerte y nada tiene vuelta atrás. Ha luchado contra todo tipo de mareas y siempre ha acabado empapado hasta la coronilla. De tanto mojarse en océanos ajenos, tenía miedo de terminar por parecerse a un pez.<br /><br />Estudió una licenciatura cualquiera, una al azar. Trabajó en varios curros de mierda. Se presentó a cuatro o cinco castings televisivos y trató de escribir una novela que nunca ha concluido. Fue camarero, artista ambulante, mecánico y peón de obra. Repartió publicidad en los limpiaparabrisas de los coches, promocionó una marca de kiwis en una conocida cadena de supermercados y vendió cocaína en la puerta de las discotecas. Se matriculó en un máster que parecía interesante pero la universidad jamás comenzó a impartirlo porque no se alcanzó el número mínimo de alumnos requerido para cubrir los gastos de material.<br /><br />Desde que tenía trece años lo único que le ha producido algo de motivación en esta vida ha sido follar. Ha follado con chicas rubias, con chicas, morenas, con chicas pelirrojas, con viejas decrépitas y con menores de edad. Folló con extranjeras, con pueblerinas, con vírgenes y con prostitutas, con poetisas y con gogós. Ha follado con miles de ellas pero de ninguna recuerda su rostro: sólo la forma de sus pechos y el olor de sus fluidos vaginales. Le han llamado hijo de puta infinidad de veces, pero él sabe que en el fondo es un romántico y un poeta que nunca será capaz de amar.<br /><br />Hace unos años decidió retirarse a una pequeña masía abandonada al lado de un riachuelo en una pequeña comarca del interior de Castellón. La restauró con sus propias manos y sembró todo un huerto alrededor. Vive en la más absoluta soledad, rodeado de sus libros más preciados y de la fuerza limpia de la campo. Allí cultiva patatas y tomates, lechugas y berenjenas, pimientos y maíz, cebollas y marihuana. Se levanta cada mañana sabiendo que su única obligación es conseguir que no se muera su jardín porque de él depende su supervivencia. Es feliz con lo que tiene, o eso al menos piensa, y ha perdido definitivamente las escamas que le hacían parecer un pescado. Ahora se asemeja más a un cangrejo.<br /><br />Algunas tardes se sienta en la orilla del arroyo a charlar. No tiene a nadie con quien compartir conversación, pero tampoco lo necesita. Se enciende un canuto de la marihuana que él mismo recolecta e imagina que es un barquero que ayuda a cruzar el río a las muchachas que quieren llegar al otro lado. Con ellas intercambia algunas palabras y ciertas caricias furtivas. Si cierra los ojos incluso puede intuir la silueta de sus senos y percibir el aroma de sus bragas. Echa de menos follar pero se conforma con masturbarse lentamente sobre el césped mientras recuerda que su vida podría ser mucho peor. Al menos ha logrado conservar intactas sus propias verdades aunque, siendo sincero, incluso sus propias verdades le han dado siempre igual.</div><div align="justify"></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/q3BG40eNySE&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" fs="1"></embed></div><div align="justify"></div><div align="justify"><a href="http://www.myspace.com/srchinarro">Señor Chinarro</a>. <em>Esplendor en la hierba</em>. Actuación en Estravagario, de la 2.</div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-17828970159298384602008-09-28T17:08:00.000-07:002008-09-28T18:04:17.111-07:00CIUDAD SIN SUEÑO<div align="justify"><strong>N</strong>o duerme nadie. Las criaturas de la luna danzan a sus anchas por las calles desiertas. Huelen el miedo.<br /><br />No, no duerme nadie. Las ventanas cerradas esconden rostros borrosos que espían la noche. Ojos y bocas que devoran el silencio y escupen la oscuridad que gobierna todo. Y no, no duerme nadie.<br /><br />Nadie duerme. Cabezas y zapatos se amontonan junto a los contenedores de basura. Papeles viejos y periódicos abandonados. Restos de carne y algún gato asustadizo. Iguanas, sierpes, estáticos cocodrilos, niños momificados que esperaban ser absueltos. Sombras temblorosas que se agazapan esperando el resurgir de la razón sobre la Tierra. Pero ese resurgir nunca llega.<br /><br />Es Brooklyn. Es Tokio. Es París. Son todas las ciudades y todos los barrios que no existen pero que tienen nombre. Es Abuya. Es Malasaña. Es Teruel. Es Amherst, es Melbourne y es La Tola. Es Curicó, es Agra, es Tverskaya y es Distrito Federal. Agujeros negros que mastican almas como cisternas de retrete que engullen agua. Es tiempo. Es insomnio. Es ese imposible despertar.<br /><br />No duerme nadie. Ejércitos de carneros pacen en el asfalto mientras los vertederos crecen absorbiendo libros, enrunando vinilos, corrompiendo celuloide.<br /><br />Alguien llora porque no puede cerrar los párpados. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta! Las carreteras están vacías y de los hospitales sólo quedan ruinas. Los parques solitarios no recuerdan a qué sabían las estrellas. El sueño es bello sólo en su destrucción.<br /><br /><embed src="http://www.youtube.com/v/xiGLqhatgoo&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" fs="1"></embed><br /><br /><em>Ciudad sin sueño</em>. <a href="http://www.morenteomega.com/">Entique Morente y Lagartija Nick</a> sobre versos de <a href="http://users.fulladsl.be/spb1667/cultural/lorca/poeta_en_nueva_york/calles_y_suenos/ciudad_sin_sueno.html">Federico García Lorca</a>. Videocreación de <a href="http://es.youtube.com/user/lamirada1">lamirada1. </a><br /><br /><embed src="http://www.youtube.com/v/7FII9fYwcxs&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" fs="1"></embed><br /><br />En directo en <em>El Séptimo de Caballería</em>. No he podido decidirme por uno de los dos. Cómo me gusta el flamenco, ¡coño!</div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-58026377929187321182008-09-17T07:53:00.000-07:002008-09-17T08:27:58.794-07:00TARASIA* Y EL VALS DE LAS BALLENAS<a href="http://2.bp.blogspot.com/_ZKZFrlKC5xU/SNEhywcjWhI/AAAAAAAAACg/I5EMUPQqxuY/s1600-h/whales1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5247012196745173522" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_ZKZFrlKC5xU/SNEhywcjWhI/AAAAAAAAACg/I5EMUPQqxuY/s400/whales1.jpg" border="0" /></a><br /><div><div align="justify"><strong>T</strong>arasia* siente el leve ritmo de los semáforos y los tubos de escape, de las farolas y los toldos de las librerías; las armonías de los cláxones y el <em>tempo</em> del caminar de todas esas personas extrañas con las que se cruza cada día. Tarasia* oye a las almas de los árboles del paseo, el quejido de los columpios del parque, y el llanto de los átomos de oxígeno del aire que respiramos. Para Tarasia* el mundo no es el mundo: para Tarasia* el mundo es una eterna canción de sutil instrumentación y compleja ejecución. </div><br /><div align="justify"></div><div align="justify"> </div><div align="justify">Tarasia* oye tantas cosas, que a veces no lo puede soportar. En ocasiones el ruido es tan intenso, que Tarasia* tiene que taparse fuertemente las orejas para poder dormir. En su mundo – como en todos los mundos - no siempre la música es dulce, ni las melodías son pegadizas, y eso la entristece enormemente. En la vida hay acordes retorcidos y arpegios imposibles de realizar, ella lo sabe, por eso a veces llora.</div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Anoche, huyendo de todo ese ruido, Tarasia* se detuvo de nuevo sobre la Luna. La Luna es uno de los paisajes que más le gusta visitar: acostumbra a sentarse sobre las rocas y dejar que las horas pasen contemplando ese vasto desierto sin fin. Allí, ingrávida, Tarasia* se olvida de todos sus problemas, de todos los sonidos, de toda esa lucidez. En la Luna sólo hay silencio, un silencio distinto al que tenemos aquí, un silencio que puede oírse con facilidad. Por eso Tarasia* allí se encuentra tan bien, porque únicamente escucha el silencio, y el silencio en estado puro es verdaderamente más hermoso que la música, más real.</div><br /><div align="justify"><br />Tarasia* caminó durante un rato hasta colocarse en medio de la faz que la Luna nos enseña con cierta timidez antigua. Se sentó en un pequeño cráter y observó atentamente el océano Pacífico. Allí abajo, como por arte de magia, apareció una enorme escuela de ballenas entre las olas. Antes de que a Tarasia* le diera tiempo de esbozar una ligera pero firme sonrisa de alegría y de profundo bienestar, las ballenas comenzaron a bailar su frío vals bajo la luz que la Luna arrojaba sobre el mar.<br /><br /><embed src="http://www.youtube.com/v/8i5HSx2YOi0&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" fs="1"></embed><br /><br />(<a href="http://www.subterfuge.com/es/ver_artista.aspx?id_artista=28">Mercromina</a>.<em> Vals de Ballenas</em>.)<br /><br /><span style="font-size:85%;color:#ff9900;">Este es (creo) el último post que rescato del blog de Libro de Arena. Perdonad que me repita, pero me hacía mucha ilusión ponerlo aquí. A partir de hoy, sólo relatos nuevos: ¡palabrita del niño Jesús!</span><br /><br /><span style="font-size:85%;color:#ff9900;">Os informo que a partir de YA podéis votar cuál es el grupo al que queréis que le dedique el próximo post: a la derecha de la página está la encuesta. Espero vuestra colaboración. </span><span style="font-size:85%;color:#ff9900;">Vosotros/as</span><span style="font-size:85%;color:#ff9900;"> mandáis, salaos/as.</span></div></div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-4435625548673905871.post-71267232173328190872008-09-11T12:27:00.000-07:002008-09-11T12:31:26.342-07:00TODA LA VERDAD (DECLARACIÓN DE INTENCIONES)<div align="justify">Escribo para encontrarme a mí mismo, pero también para olvidarme un poco de mí. Escribo para comprender un poco mejor a la gente pero también para alejarme de ella. Escribo para aprender pero también para equivocarme. Escribo tanto para enterrar mis miedos como para crear incertidumbres nuevas. Escribo para perpetuar mis recuerdos pero también para desfigurarlos y modificarlos según mi antojo. Escribo para no volverme loco y para recordar que nunca estuve cuerdo. Escribo para sentirme mejor y, sobre todo, para tener bien presentes todas mis culpas. </div><div align="justify"><br />Escribo y miento. Escribo y digo la verdad. Miento con verdades y convierto la realidad en la mayor de las ficciones, también viceversa. Tanto cuando miento como cuando digo la verdad, trato de ser honesto. A veces soy sincero. A veces sólo aparento serlo. La mayoría de las ocasiones finjo que no lo soy. Soy un embustero y, si prestas atención, verás cómo me crece la nariz. </div><div align="justify"><br />No te creas la mitad de lo que aquí te cuente. No confíes jamás en mí. Juego con las palabras y sé modificarlas a mi antojo para que digan justamente lo contrario de lo que quiero decir. Puedo confundirte si me lo propongo, incluso puedo hacerte sufrir. </div><div align="justify"><br />Escribo para pertenecerte y para que seas parte de mí. Te poseo cuando escribo y me posees cuando lees lo que escribí para ti. Parece una bonita relación, pero lo cierto es que yo soy un mentiroso y tú no sabes distinguir mis mentiras de la verdad. No conozco tus intenciones y tú ya sabes que las mías no son del todo limpias. </div><div align="justify"><br />Ahora puedes seguir leyéndome si quieres, pero después no digas que no te lo advertí.</div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><embed src="http://www.youtube.com/v/h0Z1CksKRrQ&hl=" width="425" height="344" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" fs="1"></embed></div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">(<a href="http://www.ivanferreiro.es/">Iván Ferreiro</a>. Toda la verdad. )</div>Rubentxohttp://www.blogger.com/profile/07318377243981301430noreply@blogger.com19